Sin duda alguna una de mis mejores decisiones siempre ha sido y siempre será haber dejado que mis mascotas sean quienes me elijan para ser yo quien vele por ellos.
Ya perdí la cuenta de cuántos perritos he tenido en mi vida, pero sé que cada uno de ellos, con personalidades totalmente diferentes, me han alegrado en mis días grises. Son tan únicos, tan extraños, tan misteriosos. No sé qué pasa por su mente cada vez que me miran, pero sé que sus ojos reflejan el amor que nos tenemos. Un perro que te ayude a mejorar tu autoestima, que te soporte en tus días tristes, un perro que te cuide los sueños, que duerma contigo, que te lleve el juguete durante el día.
Normalmente los míos, suelen tener ganas de jugar justo cuando estoy enfocada en mis estudios, momento donde debo tomar eso como pausas activas para darles su momento de felicidad, su momento de ejercicio.
A pesar de tener dos perritos, actualmente sólo uno debe dormir conmigo y digo que 'debe hacerlo' porque es capaz de empezar a rasgar la puerta pidiendo que le abra para acceder a mi cama. Exacto, para ella mi cama es su cama pero apuesto que si pudiese hablar me diría que 'lo mío es suyo y lo de ella es de ella solamente' y cuánta razón. Con estos animalitos uno no puede ser egoísta.
Ni con la comida uno puede ser capaz de negarle un bocado de comida. Eso sí, lo único que no le doy bocado es cuando la comida tiene pescado, dicen las mitos que se le cae el pelo si lo llegan a consumir. Del resto, creo que lo han probado todo o casi todo, así como yo. El verdadero problema es cuando tienes más de dos perritos, ¿cómo haces para darles a todos un bocado de tu desayuno pero salir bien desayunado? es imposible, todos ellos desean probar cada vez más de tu comida y no puedes negársela. Ellos con su mirada de tristeza profunda pueden hacerte darles todo tu desayuno con tal que dejen de manipularte de esa manera. ¿Y qué pasa? aún así seguimos amándolos como la primera vez.
Seguramente, el amor a primera vista sí existe y empieza con ellos. Sobretodo cuando son cachorros, que están en la etapa de toda su ternura en furor. En cada primera vez, me enamoré de mis bebés. Incluso, puedo decir que me enamoré de más de uno y nunca fueron míos. Algunos fueron como los amores de metro, los amé tan pronto los ví y los dejé de dejé ir con el afán de la vida.
Si tú, tienes la posibilidad de adoptar un perrito o dejar que uno de ellos te elija como su nueva familia, no le niegues la oportunidad. No sabes que eres tú quien más está perdiendo. Estás perdiendo tu motor, tu felicidad en cuatro patitas, tu desayuno acompañado.
Sin duda alguna, que me falte todo menos un perrito que me haga la vida más feliz.
-hecho a puño, letra y café mío-
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