top of page
Buscar

Amor a la medicina

Foto del escritor: Annie.Annie.

Cuando ingresé a medicina creí que amaba la carrera tanto como para esforzarme y medírmele a todos los obstáculos que se me atravesaran en el camino y no fue así. Mi amor a la medicina no fue un amor a primera vista, como la mayoría de los casos. Y aquí les va mi historia. Probablemente estén pasando por lo mismo que yo pasé.


El amor a la medicina, no inició antes de ingresar a la facultad, como en las películas sucede. El amor empezó a florecer mucho tiempo después de haber ingresado a la facultad. ¿Cómo fue todo? aquí les cuento.


Cuando estaba cursando mi penúltimo año de la secundaria ya tenía clarísimo que me gustaba la medicina y no precisamente por el gusto que le tenía a la biología (porque tampoco es que fuera excelente en dicha materia), porque claro, en biología veía más sobre plantas que sobre humanos. SIn embargo, cuando los temas eran sobre circulación, sistema digestivo, y demás temas que realmente concierne a la medicina, de verdad me esforzaba por aprenderlos a la perfección. Desde ahí, supe que que me gustaba. ¿Pero era tanto ese gusto como para estar dispuesta a soportar 6 años de estudios universitarios? en ese momento, no lo sabía. No sabía la magnitud de aquella decisión que acababa de tomar. Quería ser médica y no tenía claro bien por qué.

Quería ser médica para salvar vidas, era lo único que respondía cuando me preguntaban mis razones para estudiarla.Quería serlo y no sabía los problemas que tenía que afrontar para llegar a conseguirlo. Y hoy, que estoy oficialmente a más de la mitad de mi carrera, de mis seis años de estudio, puedo decir: no es fácil. No es fácil esta profesión, no es fácil ser médico, no basta sólo con quererlo. no basta con esforzarse. No basta. Nunca vas a saber cuánto más necesitas esforzarte para lograrlo.


Sin ánimos de infundir el miedo, voy hablar de cómo inició mi amor a esta carrera, tan sufrida, tan difícil, tan ella.


A mis cortos 18 años creí que la parte difícil sería ingresar a la universidad pública de mi ciudad pero ¡vaya ingenuidad! eso no era nada con lo que se venía pierna arriba.


A mis 18 años estuve en cursos de preparación para el examen de admisión a la educación superior (es diferente al examen de admisión de la universidad. En algunas ciudades de mi país, Colombia, lo realizan también pero en este caso, en mi caso, mi universidad elegida no tenía examen de admisión propio sino que exigía el examen nacional) en resumen realicé tres cursos preparatorios y me presenté por cuarta y última vez a Medicina en aquella Universidad pública que anhelaba. Y todo sucedió justo antes de que iniciara proceso de admisión para Derecho (ó Leyes) en una universidad privada, esa era mi segunda opción y dado que ya veía cada vez más lejos de realizar mi sueño con la medicina tenía que iniciar proceso con alguna otra carrera. ¿Por que decidí cambiarme de carrera antes? ¿Por qué no me presenté a Medicina en una universidad privada? Aquí les explico. La universidad privada es mucho más costosa en mi ciudad y es todavía más costosa para quienes eligen estudiar medicina. Adicional a esto, en mi ciudad sólo dos universidades privadas ofrecen Medicina y ambas, están a dos horas desde donde vivo actualmente. Entonces, nunca llegaron a ser una opción, ni para mí, ni para mi familia. No iba a invertir 15 millones de pesos por semestre durante seis años de carrera. ¡Imposible!

Así que elegí la pública, la que me queda a una cuadra, de la que mi padre se graduó y mi hermano fue certificado como Ingeniero. Era el alma máter de mi familia y ahora se había convertido en mi sueño también. ¿Era difícil? Claro que lo era, fue difícil ingresar, mis cuatro intentos traían detrás noches de sufrimiento, días de tristeza, decepción, quizás cursé por un cuadro depresivo y ni me di cuenta. Todo a causa de ese amor que aún, no era amor.


Al ingresar a la uni, a mis veinti-tantos años traía muchas costumbres básicas, venía muy joven, muy ingenua. No sabía lo que era la universidad hasta que la viví. Reprobé tres materias que creo que nunca voy a olvidar: en mi primer año, reprobé Morfofisiología I. En mi segundo año reprobé dos: Genética y Patología General. Y en mi tercer año reprobé Farmacología. Sin embargo, sólo me atrasé dos años. Sí, yo ya debería estar haciendo, ahora mismo, mi año de internado. Pero las cosas suceden por algo y pese a que me trajo días grises, ahora estoy empezando a entender por qué tuve que vivir todo esto. Pero aquí no inició mi amor. Antes por el contrario, creo que el poquito gusto que le tenía a la carrera iba en decrescendo y sin saber cómo hacer para quererla, sin tener ánimos ni motivos para quererla puesto que sólo me traía tristeza con cada fracaso.

Ahora sí, la parte que creo que estabas esperando.


Mi amor inició y lo mejor es que fui consciente de cuando empezó a florecer.

Mi amor empezó con el ingreso a clínicas. Quién diría que un 'gracias' dicho por un paciente te alegraría el día. Todavía recuerdo mi primer paciente, yo le decía 'Don José', un adulto mayor que en su trayectoria desde la tienda a su casa fue arrollado por un coche. Manifestaba no recordar nada y no tenía familia a quien recurrir, sólo tenía a su disposición una vecina que era quien velaba y se preocupaba por él. Allí sentí mi primer gusto a la carrera. A medida que veía más pacientes y me respondían a todas mis preguntas fue que supe que era mi carrera y que no me veía haciendo otra cosa más que esto: ser médica.


Tres años de estudios universitarios y todavía no sé por qué me agradecían los pacientes. Mentalmente me decía a mí misma '¿Gracias? ¿pero gracias por qué? si yo no le estoy recetando nada, no te he estado cuidando, sólo estuve por 40 minutos preguntándote mil cosas, cansándote de mí con mis dudas'. Un año de estar en clínicas y todavía no hallo respuesta a mi inquietud '¿gracias a mí o a ti?' Gracias a tí, paciente, por aguantarme por una hora, gracias porque pese a tu enfermedad me recibiste con una sonrisa en la cara, gracias a ti porque no me echaste ni fuiste grosero conmigo.


En mi tránsito leve por Medicina Interna fue cuando amé la carrera, fue cuando me di cuenta que no podía retirarme habiendo atravesado todo esto. ¿A cuántos pacientes estaría decepcionando? Todo este esfuerzo hubiese sido en vano, tanto el mío como el de ellos. No podía rendirme y no puedo hacerlo estando a mitad de camino.


Si tú, alguna vez, llegas a ser mi paciente, quiero que sepas que todo mi esfuerzo no sólo será por mí, por ser mejor persona, por ser mejor médica; también será por ti, para no defraudarte, para darte una mejor atención.


Y quiero decirte que pese el diagnóstico que tengas, no te rindas. Tú eres capaz de afrontarlo. Tú eres dueño de tu vida. Y como dice mi cuenta de we heart it: es tu vida, vívela a tu manera.

-hecho a puño, letra y café mío-
0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


Post: Blog2_Post

Subscribe Form

Thanks for submitting!

  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn

©2019 por Annie.. Creada con Wix.com

bottom of page