Por fin me animé a escribir y decidí hacerlo sobre algo que para mí, en su momento, ocasionó demasiadas sensaciones en mi, tanto negativas como positivas. Y se preguntarán por qué? Aquí le explico brevemente la situación que vivía...
Háganse la idea de una joven a sus 17 años, recién graduada del colegio, perteneciente a una familia de estatus medio con su núcleo familiar completo y sin dificultades. Una joven que desde que estaba cursando su noveno grado de secundaria sabía exactamente a lo que quería dedicarse el resto de su vida: ser médico.
Lo que no sabía yo, era todos los obstáculos que tendría que enfrentar para lograrlo y es que todavía no puedo decir que soy médico pero al menos, puedo decir que logré ingresar a la Universidad que quería, universidad que siempre supe que sería difícil de ingresar debido a que la gran mayoría de personas tanto de la ciudad como de lugares aledaños a ésta, también la tenían en mente. A todo esto, agregándole el hecho que la medicina es de las carreras más apetecidas por la mayoría de los aspirantes y yo, pues era uno más entre tantos.
Recuerdo que tuve que presentar cuatro veces al examen de admisión, el cual es igual para todos en el país y el cual se tiene en cuenta para ingresar a las universidades en general. Aunque, hay excepciones, claramente, algunas pocas universidades tienen su propio examen de admisión y todo el proceso.
Por ser Universidad Pública, tenía claro que tenía que tener un puntaje, en ese entonces, de al menos 63 puntos en todas las asignaturas que evaluaban allí, lo cual, no era del todo fácil.
Durante mi primer intento fallido, tuve algunas dificultades externas. Apenas y terminaba una relación sentimental de al menos dos años, de la cual me dejé afectar tanto supongo que también influyó mucho la madurez que traía para ese entonces.
Claramente en mi familia las cosas se pusieron tensas por mi desastroso puntaje pero al final, comprendieron que cada persona es diferente y que quizás, yo necesitaba de otras experiencias antes de ingresar a la uni.
Y hoy, 6 años después, confirmo lo anterior. Estoy segura que si yo hubiese entrado a la uni pública a la tierna edad de 17 años, muy posiblemente me hubiese desviado de mi propósito de vida. Como verán, la uni pública es un ambiente tenso para gente que ingresa aún con cierta inmadurez. El ser la hija consentida también me complicaría un poco las cosas para ese entonces, pues lo he tenido todo en mi vida y jamás fui expuesta a ver y mucho menos, a vivir todo aquello que hasta el momento he podido presenciar en la uni. Agradezco a Dios, el destino o aquel ente superior por haberme colocado dichos intentos fallidos en el camino.
Al paso de los años, mi frase más conocida y más certera ha sido 'Todo pasa por algo' y es así, tal cual, todo en mi vida ha sido para darme la experiencia que me ha hecho madurar como persona. ¿Me dio duro cada golpe? Claro que sí, a cualquier le daría duro no cumplir sus goals. Pero ¿qué más? de esto se trata la vida, ¿no?
Hoy, después de algunos años, puedo decir que a mi cuarto intento logré ingresar a la Uni que quería. Y es que le he encontrado tantos beneficios a la uni de los que le encontré cuando estaba indagando en cuál uni realizar mis próximos seis años de medicina.
Y ¡vaya decisión! de las mejores decisiones que he podido tomar. No me arrepiento de tomarme el tiempo para madurar, de tomarme el tiempo para estudiar y prepararme más para el examen de admisión.
Finalmente, TODO PASA POR ALGO
Si después de tantos intentos, sigues con el mismo objetivo en mente ¿qué más da intentarlo una vez más? Insistir y nunca desistir.
Entre la facultad se rumorea que es muy común la siguiente frase 'motivacional'---> LO DIFÍCIL NO ES ENTRAR, ES MANTENERSE.
Y vaya razón que trae dicha frase. La medicina no es nada comparado con el estrés de un examen de admisión, mantenerse en la carrera.
-hecho a puño, letra y café mío-
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